6 nov 2012

El Tayrona y los enemigos de Six


Tomado de ElHeraldo.co

Con ocasión de la propuesta de inversionistas privados de llevar a efecto un proyecto ecoturístico de alta gama en el Tayrona desarrollado por Six Senses, líder mundial en la especialidad, se ha revivido el tema del parque natural y su necesidad impostergable de sostenimiento.

El Tayrona fue creado hace menos de cincuenta años por el Gobierno, a través del Incora, en terrenos que en más de las dos terceras partes son propiedad privada, y el resto, baldíos nacionales.


Es así que el Estado procedió con mengua del derecho de propiedad al hacer la declaratoria de parque nacional. Desde la declaratoria, jamás ha habido un plan maestro que contemple la protección y manejo de un recurso natural tan valioso.

Tampoco los recursos fiscales necesarios para su conservación, ni presencia efectiva de autoridad, lo que permitió que se convirtiera en tierra de nadie, escenario propicio para actividades criminales, con el narcotráfico como principal propulsor. Solo hace menos de una década resolvió dar parte en concesión, dentro de los parámetros de ley, para turismo corriente.

Hoy, tenedores de títulos legítimos de propiedad, con respeto del concepto de parque natural, y en los más exigentes términos del desarrollo sostenible para este tipo de proyectos de ecoturismo, contactó a Six Senses, indiscutible autoridad en el tema, como que ya tiene 22 proyectos en desarrollo en el mundo con calificación de excelencia en el turismo de naturaleza con proyectos de arquitectura invisible, consumo de productos naturales y con proscripción total de preservantes, plásticos, latas, icopor y demás contaminantes.

Dentro de este concepto han llegado a un tope de servicio calificado internacionalmente como de siete estrellas, que lógicamente es costoso, pero muy apetecido por quienes anhelan el solaz con naturaleza pura.

Pues bien, este proyecto –con probada experiencia internacional y que sería fuente de recursos para inversión en el Tayrona, de empleo calificado y de proyección internacional para Colombia– es bombardeado incesantemente por sus enemigos naturales: los fundamentalistas del medio ambiente, los ecoterroristas y los francotiradores de oficio.

Los primeros, dentro de su radicalismo extremo, pretenden ser la exégesis de la mística natural y ven el demonio en todas partes; los segundos, absolutamente peligrosos, para cualquier buen proyecto de desarrollo tienen una quiebra patas ambiental; y los terceros, personajes sui géneris con prurito mesiánico, generalmente torpes pero malintencionados, cuando no tienen argumento lógico apelan al ataque torticero o la diatriba, ensañándose en forma infame contra los promotores del desarrollo.

En el juego sucio contra el desarrollo, pretenden también involucrar a los indígenas. Sucede que para ellos la Sierra es el corazón del mundo y, en consecuencia, para el equilibrio del mundo deben establecer primero el de la Sierra Nevada, este se logra mediante pagamentos y rituales que realizan en algunos puntos específicos en la periferia del macizo. El respeto por sus creencias es válido, en consecuencia debe garantizárseles el acceso a lo que consideran sus lugares sagrados. Pero de ahí a que haya que pedirles permiso para dar un paso o correr una teja en la Sierra, nada que ver. Eso sería totalmente inconstitucional.

Las corrientes modernas del desarrollo turístico tienden a esta clase de servicio de alta gama, costoso pero preferente para quienes disponen de recursos para disfrutarlo. Tenemos el más hermoso potencial y necesitamos ingresos, divisas, crear empleos calificados y generar crecimiento y desarrollo. No se entiende que con el actual turismo en el parque: corriente, depredador y ‘maracachafero’ se haga silencio cómplice y se pretenda obstruir lo que de verdad conviene al país. ¡No hay derecho!

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